Puntos cardinales


La próxima semana se cumple un año desde que empecé a escribirte. Han sido muchas fotos, cartas y recuerdos. Aunque en un principio quería sentarme todos los domingos a contarte algo algunas veces me es, y era, imposible; pero mientras, me pasaba removiendo en la memoria y en la carpeta de fotos buscando temas para escribir y la perfecta canción para el título que a su vez englobara y reforzara en unos minutos esos recuerdos que no quería olvidar y contarte.


Lo normal es que la gente que escribe en este tipo de soporte termine por dejar pasar el tiempo y olvidar contar algo de vez en cuando. Algunos más cierran el blog sin más, o se los cancelan por haber puesto alguna foto o archivo que no les pertenecía. En mi caso he decidido terminarlo aunque quizás de vez en cuando pueda volver a escribir algo. Creo que un año está bien, es cerrar un círculo lleno de muchas cosas que me alegraría saber que le han dejado más cosas aún a los que alguna vez leyeron lo que escribí aquí. No lo cierro, así qeu cualquiera puede volver de vez en cuando y mirar las fotos, escuchar las canciones, leer tus cartas, pero lo más importante es que dejar aquí escrito los recuerdos que tengo de tí me han ayudado a eso, a no olvidarlos y de paso recordártelos, y también a Mamá, Beny y la familia. 

Me alegraría saber que quien no llegó a conocerte en persona pueda intuir que eras un buen padre y un mejor ser humano, por tus cartas y por ver un poco más allá de las sonrisas que siempre muestras en las fotos.


En una de las fotos aparece Ko, el coreano que estuvo viviendo algún tiempo en casa de mi abuelita Lolis y mi tía Irma. Sé que él siempre ha estado agradecido por lo que vivió estando en la ciudad de México y los momentos que compartió contigo, con Mamá y con todos nosotros (la familia). Todavía me acuerdo de ese arroz con sabor a ajo que se comía cuando aún estaba hirviendo, resoplando con cada bocado, o la sopa de noodles que hacía, muy picante y con un huevo que echaba en la cacerola mientras hervía el agua (receta que Mamá nos siguió haciendo durante un tiempo y yo repito cada vez que se me ocurre). No sé si recuerdas que también le estuvo enseñando coreano a Mamá. Espero poder ir a visitarlo un día y conocer su mundo como él hizo con el nuestro. Estuvo en Cancún con su esposa y ten la seguridad que él tampoco te ha olvidado.

Aunque ya no te escriba aquí sé que seguirás visitándome en sueños y cuidando cada paso que de; al igual que sé que cuidas de Mamá, Beny, Iker y en general de toda la familia. Saluda a mi abuelita Lolis y a mi abuelito Toño, a mi tío Humberto y a mi tío René. Diles que tampoco nos olvidamos de ellos. Espero que de vez en cuando organicen una fiesta como las que hemos disfrutado tanto hace varios años y que se tomen fotos para que nos las enseñen el día que nos toque estar ahí también.


Y mientras eso sucede nosotros seguiremos dando vueltas como una brújula, sin perder el Norte y en nuestro pequeño núcleo. Tú el Amor, Mamá la Dulzura, Beny la Fuerza y yo el Coraje, rodeados de los puntos intermedios que se mezclan para seguir alegrando nuestra vida.

Gracias por todo Papá, te quiero.


Puntos cardinales, Café Tacvba