Abril


Volver a casa es como bajarte de un juego mecánico en una feria después de haber estado durante poco más de un minuto dando vueltas por el aire, de cabeza, para arriba, para abajo. Y cuando te bajas y te empiezas a buscar en la ropa las llaves, las monedas, todo lo que traías en los bolsillos y que quedaron regados por el suelo; eso es volver a casa. Ir recogiendo lo que es tuyo y que por momentos dejaste ir por estar disfrutando de un buen viaje; y cuando ya vuelve la calma, la tranquilidad y recuperas lo tuyo, poco a poco, comentas tu experiencia con los que te esperan para que después estés listo para montarte al siguiente juego, pero lleno más aún de adrenalina y sin miedo porque sabes que siempre los tuyos te están esperando.

Cuando tú vuelvas a casa te darás cuenta de lo que digo. Aunque pensándolo bien quizás nosotros somos los que seguimos en la feria y tú nos estás esperando a que uno a uno vayamos regresando, y debo decirte que quizás tendrás que esperar mucho tiempo más, pues en pocos días tu mensajero llega para acompañarnos en esta "rueda de la fortuna" y le queda mucho por conocer.

Hay una situación en la vida de una persona que no siempre es posible vivir, y no podré hablar de eso hasta que no me toque a mi. Aunque creo que de alguna manera todos estamos, en algún momento, en uno de los dos lados. Cuando eres chico, independientemente de si tienes hermanos o no, siempre ves rondando en las reuniones de familia, fiestas y celebraciones a unos seres que te compran cosas, que hablan con tu madre, que bromean con tu padre, de diferentes edades y que te dicen que los llames tíos y tías. Aunque hay de todo, en el mejor de los casos te tocan tíos cariñosos, pero claro, quizás tus padres fueron hijos únicos y nunca conocerás a alguno, y entonces, si tienes hermanos automáticamente pasarías al lado contrario.

Hay quienes en toda su vida no conocen tíos ni sobrinos, pero seguramente siempre hay una persona especial, amigo/a de los padres, vecino o lo que sea, que automáticamente pueden obtener el título por el cariño que dan y a su vez reciben. 

Tú con Beny, abuelita Lolis y Angélica.
Las tres cumplen años a principios de este mes.

Volviendo atrás en el tiempo, tú siempre has sido un tío muy querido por todos tus sobrinos. Siempre que escuchaba eso de "tío Nacho" dicho por alguno de mis primos era para decir algo bueno, y estoy seguro que todos ellos guardan buenos recuerdos de ti. Por cierto, en las imágenes que te pongo hoy no aparecen todos tus sobrinos porque de los que faltan no tengo ninguna donde aparezcas tú con ellos.

Tú con Raulito.

Con Edgar y Beto en una Navidad en casa de mi tía Irma.

Por eso esta vez el volver a casa y "recoger todos los objetos perdidos durante el viaje" tiene algo añadido. Este mes es el último en el que dejaré de ser, por el lugar donde vivo, un "tío" cada dos por tres para la gente que me rodea, y a partir del siguiente un pequeño se encontrará con que hay una persona que verá por ahí rondando que no es su padre, ni su hermano ni su abuelo, que le comprará regalos, que jugará con él y que lo subirá a la montaña rusa, a la rueda de la fortuna (noria), a los caballitos, a las sillas voladoras y a cualquier atracción de feria, y que lo estará esperando junto al resto de su familia cuando decida montarse solo.

¿Adivinas ya de quién se trata? No, no es el Tío Gamboín, tampoco el Tío Lucas de la familia Addams, ni el Tío Cosa de los Munsters, tampoco el Tío Nacho (que tú ya tienes bastantes sobrinos y a ti te toca el papel de abuelo).

... Y ya que estoy por ahí me comeré una rica torta de jamón con aguacate, unos chilaquiles verdes, una quesadilla de huitlacoche, dos tacos al pastor, un queso fundido, un cocktail de mariscos, un tamal colado, una torta de cochinita y tres salbutes.


Abril (Dar Ful Ful)